Al fin dejé de
esperarte.
Rompí las cadenas que
ataban mi corazón
a ti.
Y ahora camino
firmemente sin mirar atrás,
dejando olvidado el
dolor de cuello que me provocaba mirar si te encontrabas
detrás
de mí.
Sé bien por donde
ando,
me he quitado la
venda que solo me hacía chocar contigo.
Me he quitado los
zapatos que solo sabían llevarme al sitio donde estabas
tú.
Miento si te digo que
esto es fácil, he descubierto que en asuntos del amor nada lo es.
Suerte que te fuiste.
Suerte que ya lo
tengo todo claro.
Suerte que me has
roto el corazón, ahora que lo tengo debilitado, es más fácil que gane la
cabeza.