Hoy
me he sentado a hablar conmigo misma. Teníamos muchas cosas que aclarar y
siempre lo dejábamos para más tarde. Como todo.
Supongo
que había muchas cosas que no me servían, pero eran como esas canciones viejas
que no quieres borrar por si acaso un día las echas en falta. Daba igual las
veces que me fuera si siempre había existido esa mecánica de chicle en la que
te vas alejando y te vas estirando. Tengo que decir que de tan lejos que me fui
se rompió, y el golpe ha sido duro pero por fin soy libre. Ahora que lo veo
todo desde lejos, prefiero estar lejos.
Y
he decidido que voy a dejar de pensar, de pararme, porque simplemente todo
avanza. Como yo ahora, como el reloj que deja de ser las diez en punto. Cómo tu
leyendo ahora esto.
Voy
a dejar de imaginar, de frustrarme, porque simplemente todo es inesperado. Como
el mañana, o el año que viene, como dentro de diez años...
Voy
a dejar de confundirme, de rayarme, porque simplemente todo cambia. Como yo,
como tú, como nosotros.
Y
aunque haya épocas tristes, sigo siendo feliz. Porque ya lloré en el suelo
mucho por la vida.
He vuelto aunque nunca me fui.
Volveré a sentarme más veces.